Descubramos la Basílica de Santa Croce.
¡Hola pequeños exploradores! Entremos juntos en la Basílica de Santa Croce, una iglesia gigantesca llena de historias por contar. Aquí encontraremos hermosas estatuas y antiquísimos frescos. Prepárense... ¡será una aventura entre arte, misterios y muchas curiosidades!
¡Bienvenidos a Santa Croce!
¡Al llegar a la Piazza Santa Croce, parece que retrocedes en el tiempo! Es una plaza amplia y luminosa, llena de historia. Aquí, hace muchos años, se celebraban mercados, se disfrutaban justas de caballos y se escuchaban prédicas al aire libre. Era como una gran plaza donde siempre ocurrían eventos importantes. La protagonista de la plaza es la Basílica de Santa Croce, ¡una iglesia realmente enorme! Los frailes franciscanos decidieron construirla en 1294. Querían un lugar acogedor, donde todos se sintieran bienvenidos. Los frailes eran muy queridos porque ayudaban a los pobres y hablaban a la gente con palabras simples. Para construir esta iglesia, muchas familias ricas de Florencia, como los Bardi y los Peruzzi, contribuyeron con fondos. La fachada, es decir, la parte frontal, es más reciente: se construyó en el siglo XIX, más de 500 años después de iniciarse la iglesia. Está hecha con mármoles de colores: blanco, verde y rosa. Si miras hacia arriba, verás un gran rosetón de vidrio coloreado y tres grandes portones con esculturas encima. A la izquierda de la iglesia hay también una gran estatua: es Dante Alighieri, el poeta más famoso de Florencia. Aunque no está enterrado aquí, en Santa Croce se le recuerda con honor. En resumen, solo al mirarla desde afuera, esta iglesia nos cuenta muchas cosas sobre Florencia: sobre su fe, su arte y su historia. ¿Estás listo para entrar?
Dentro de la iglesia
¡Estamos dentro de la Basílica! Te encuentras en un espacio enorme y lleno de luz. Pero no esperes decoraciones doradas o paredes ricas en colores: aquí todo es sencillo, tal como lo querían los frailes franciscanos. Su estilo era claro: nada de lujos, solo lo esencial para rezar y estar juntos. La iglesia tiene forma de cruz, como muchas otras, pero es muy ancha y larga. Los frailes deseaban acoger a muchas personas que venían a escuchar sus prédicas. El techo es de madera y sobre tus hombros verás grandes ventanales con vitrales que permiten la entrada de la luz del sol. Las paredes no están cubiertas de cuadros o decoraciones, sino hechas de una piedra gris llamada “pietra serena”. El suelo está todo cubierto de lápidas: son las tumbas de personas que han sido enterradas allí mismo. Caminar sobre ellas no es una falta de respeto, sino parte de la iglesia: así se recuerda que todos, incluso los grandes, han sido personas como nosotros. Al fondo, en un plano elevado, se encuentra el presbiterio, es decir, la parte más sagrada de la iglesia. Aquí se celebran las misas, y todo invita al silencio y al respeto. Visitar Santa Croce es un poco como entrar en un libro de historia, pero también en un lugar especial donde se respira espiritualidad. ¿Listo para descubrir sus tesoros ocultos?
Los grandes personajes enterrados en Santa Croce
La Basílica de Santa Croce no es solo una iglesia: también es un lugar especial donde reposan algunas de las personas más importantes de la historia italiana. Es por esto que se la llama también el “Panteón de los italianos”, algo así como un gran salón de la memoria, donde se recuerdan a artistas, científicos, escritores y músicos que han dejado una huella en el mundo. Uno de los nombres más famosos es Miguel Ángel, el artista que esculpió el David y pintó la Capilla Sixtina. Su tumba está decorada con tres estatuas que representan las cosas que mejor sabía hacer: la pintura, la escultura y la arquitectura. Cerca de él se encuentra Galileo Galilei, el hombre que estudiaba las estrellas y los planetas con su telescopio. Aunque al principio no todos estaban de acuerdo con sus ideas, hoy se le considera un genio de la ciencia. Su tumba es sencilla pero de gran importancia. También está Maquiavelo, un hombre que escribió libros sobre cómo gobernar bien un Estado. Su lápida dice que ninguna palabra es lo suficientemente grande para describir cuán importante fue. Entre los músicos, se encuentra Gioachino Rossini, que escribió música famosa y divertida, como la del “Barbero de Sevilla”. Él también llegó a Santa Croce un poco después de su muerte, precisamente porque todos querían honrarlo. Pasear entre estas tumbas es como caminar dentro de un libro de historia. Cada nombre cuenta una historia, cada monumento es una forma de decir "gracias" a quienes han hecho a Italia famosa en el mundo.
Los maravillosos frescos de Giotto
Ahora nos trasladamos a una parte especial de la iglesia: el transepto izquierdo. Aquí encontrarás dos capillas muy hermosas, llenas de pinturas coloridas realizadas por un artista verdaderamente extraordinario: Giotto. Él cambió para siempre la forma de dibujar a las personas y narrar historias. La primera se llama Capilla Bardi. Giotto pintó aquí la vida de San Francisco, el santo amigo de los animales y los pobres. Verás muchas escenas de su vida, como cuando dona su capa a un hombre pobre o cuando recibe los estigmas. Las figuras parecen vivas, con expresiones auténticas y movimientos naturales. Antes de Giotto, los personajes eran algo rígidos y similares. Él, en cambio, los hizo humanos. La segunda es la Capilla Peruzzi, donde contó la historia de San Juan Bautista y San Juan Evangelista. También aquí hay muchas escenas, una sobre otra, que parecen viñetas de un gran cómic medieval. Si observas bien, verás que las casas y los entornos parecen reales, y las personas se mueven como en una historia verdadera. Con el tiempo, sin embargo, estos frescos se han deteriorado un poco. Giotto utilizó técnicas nuevas, y a veces el color se ha desprendido. Pero, aunque ya no están perfectos, siguen siendo de suma importancia: son de las primeras pinturas en las que los santos parecen personas reales, con emociones, miradas, abrazos. Todos los grandes artistas después de Giotto –como Masaccio y Miguel Ángel– lo consideraron un maestro. Sus pinturas nos enseñan que el arte también puede contar historias con verdad y sentimiento. Observar estas capillas es como entrar en una película del pasado, donde cada escena habla, emociona y hace reflexionar.
Las obras de Donatello y el Renacimiento florentino
En la Basílica de Santa Croce se encuentran esculturas realmente especiales, creadas por un gran artista florentino: Donatello. Es considerado uno de los maestros más importantes del Renacimiento, ese período en el que el arte comenzó a representar a las personas y la realidad de manera más natural y humana. Una de sus obras más famosas se halla en la Capilla Bardi de Vernio: es un Cristo crucificado tallado en madera. Si te acercas, notarás que Jesús está representado con gran realismo: parece realmente sufriente, con el cuerpo inclinado y el rostro marcado por el dolor. Para muchos en aquella época, resultaba demasiado "humano", y de hecho, otro artista, Brunelleschi, hizo otra versión para demostrar cómo, según él, debía ser un Cristo más "noble". Pero precisamente este realismo es lo que hace a la obra de Donatello tan conmovedora: nos hace sentir el sufrimiento de Jesús como algo cercano. Otra obra de Donatello que puedes ver es la Anunciación, un relieve (es decir, una escultura en parte tallada y en parte pintada) que muestra el encuentro entre el ángel Gabriel y María. Sus gestos son delicados y llenos de respeto, y parece que la obra susurra una historia hecha de silencio y asombro. Además de Donatello, en Santa Croce también están las obras de otros artistas del Renacimiento, como Desiderio da Settignano, Benedetto da Maiano y Mino da Fiesole, quienes han esculpido hermosas tumbas. Sus estatuas rinden homenaje a personas importantes, mezclando arte, fe y afecto. Santa Croce es como un museo de arte del pasado, donde la espiritualidad de los frailes se une a la belleza del arte. Las esculturas de Donatello nos cuentan historias con el corazón y nos enseñan que incluso el sufrimiento y la dulzura pueden ser esculpidos en la piedra o en la madera.
El gran claustro y la Capilla de los Pazzi
Desde la iglesia, se puede salir por el lado derecho y descubrir un lugar tranquilo y lleno de vegetación: el gran claustro, también llamado "Claustro de Arnolfo". Este patio silencioso era antiguamente el espacio donde paseaban y rezaban los frailes franciscanos. Hoy es un lugar perfecto para detenerse y respirar un poco de paz. En el centro del claustro se encuentra la Capilla de los Pazzi, un edificio muy elegante diseñado por el famoso arquitecto Filippo Brunelleschi, el mismo que construyó la cúpula del Duomo de Florencia. La capilla fue encargada por una familia rica y poderosa, los Pazzi, que deseaban un lugar especial para rezar y ser recordados. Al entrar, se percibe inmediatamente lo ordenado y armonioso que es el edificio. Las columnas, los arcos, las paredes blancas y la piedra gris están dispuestos con una precisión casi matemática. Todo es simple pero perfecto, como si Brunelleschi hubiera querido construir un lugar que hiciera sentir bien solo con mirarlo. En el interior, hay hermosas decoraciones de terracota vidriada, realizadas por Luca della Robbia. Se trata de cerámicas brillantes y coloridas que representan apóstoles y virtudes, dispuestas en grandes círculos en las paredes. Esta capilla se considera uno de los primeros ejemplos de arquitectura renacentista, un período en el que artistas y arquitectos intentaban unir belleza, inteligencia y fe. Los Pazzi querían mostrar su importancia, pero también contribuir a la belleza de la ciudad. Pasear por el claustro y entrar en la Capilla de los Pazzi es como hacer un viaje en el tiempo, cuando el arte no era solo decoración, sino una forma de pensar, rezar y sentir armonía con el mundo.
El Museo de Santa Croce
Después de visitar la basílica y el claustro, se puede ingresar al Museo de Santa Croce, que en su tiempo era el refectorio, es decir, la sala donde los monjes comían juntos. Hoy en día, este espacio alberga algunas de las obras de arte más valiosas de la iglesia. Una de las más famosas es el Crucifijo de Cimabue, una gran pintura del siglo XIII que muestra a Jesús en la cruz con una expresión muy intensa y triste. Desafortunadamente, esta obra fue gravemente dañada durante la inundación de 1966, cuando el río Arno se desbordó y trajo lodo y agua a toda Florencia. Más de la mitad del cuadro fue arruinado, pero gracias al trabajo de los restauradores, se salvó y hoy podemos admirarlo todavía, aunque en parte estropeado. En el museo también se encuentran muchas otras obras, como frescos, retablos y estatuas que en otro tiempo decoraban la basílica. Uno de los más bellos es el fresco de la Última Cena de Taddeo Gaddi, una gran pintura que muestra a Jesús y sus discípulos en la mesa, justo en el lugar donde los monjes almorzaban. El juego de luces y sombras hace que la escena sea muy vívida y profunda, como les gustaba a los artistas del siglo XIV. Pero el museo también narra una historia real y conmovedora: la de los "angeli del fango", los jóvenes voluntarios que, tras la inundación, llegaron de todo el mundo para salvar libros, cuadros y esculturas. Gracias a ellos, muchas obras fueron recuperadas. Visitar este museo no solo significa contemplar el arte, sino también recordar cuán importante es proteger la belleza y cuán fuerte puede ser la solidaridad entre las personas.
Basilica di Santa Croce di Firenze
Descubramos la Basílica de Santa Croce.
Idioma del itinerario:
¡Bienvenidos a Santa Croce!
Dentro de la iglesia
Los grandes personajes enterrados en Santa Croce
Los maravillosos frescos de Giotto
Las obras de Donatello y el Renacimiento florentino
El gran claustro y la Capilla de los Pazzi
El Museo de Santa Croce