Historia y arquitectura de la Fontana de Trev
Un fascinante recorrido para descubrir la fuente más famosa de Roma, una obra maestra del barroco italiano. A través de 12 etapas exploraremos la historia, los símbolos y las leyendas vinculadas a este monumento que la han convertido en protagonista del paisaje romano.
Plaza de Trevi
Bienvenidos a la Piazza di Trevi, el magnífico preludio a la fuente más célebre de Roma. Esta plaza, que se abre como un anfiteatro natural frente a la obra maestra barroca, no es simplemente un espacio urbano, sino un verdadero escenario monumental. Su forma irregular no es fruto del azar: se desarrolló a lo largo de los siglos alrededor del antiguo castellum aquae, el terminal del Acueducto Virgo (Acqua Vergine), construido en el 19 a.C. por Marco Vipsanio Agripa, yerno de Augusto, para abastecer sus termas cerca del Panteón. Este acueducto sigue en funcionamiento: el agua que se ve fluir proviene de las fuentes del campo romano, a unos 20 km de aquí. La plaza toma su nombre del latino trivium, que indicaba el cruce de tres vías en la época romana, y conserva aún hoy una disposición escenográfica única. Los edificios que la rodean parecen disponerse como telones teatrales alrededor de la fuente, en un abrazo arquitectónico que exalta su majestuosidad. En particular, el Palazzo Poli se impone al fondo con su monumental fachada, que Nicola Salvi transformó en un telón de fondo escenográfico perfectamente integrado con la composición de la fuente. Desde este punto privilegiado pueden admirar la Fontana di Trevi en su totalidad: un triunfo de escultura, arquitectura y agua, completado en 1762 según el diseño de Salvi y posteriormente refinado por Giuseppe Pannini. Es el máximo ejemplo del barroco romano, donde cada elemento está pensado para involucrar al espectador, emocionarlo y guiar su mirada. El tema central celebra la potencia y la abundancia del agua. En el centro se yergue la estatua de Océano - no Neptuno, como a menudo se cree - sobre su carro en forma de concha tirado por dos caballos marinos: uno tranquilo, el otro desbocado, símbolos de la dualidad del mar. Los tritones que los guían contribuyen al dinamismo de la escena, reforzado por el continuo sonido del agua. Deténganse un momento a escucharlo: no es un simple trasfondo, sino parte integral de la experiencia barroca. El estruendo de la cascada central se alterna con los susurros de los chorros laterales, en una verdadera sinfonía líquida. La luz - natural de día, artificial de noche - juega con el agua y las superficies marmóreas, creando reflejos y destellos siempre diferentes. A pesar de la multitud, esta plaza conserva un sentido de recogimiento, casi de devoción colectiva hacia este templo de agua. En el siglo XVIII, tras la culminación de la fuente, se convirtió de inmediato en un punto focal de la vida social romana y una parada imprescindible del Grand Tour europeo.
Palacio Poli
Detrás de la monumental Fontana de Trevi se erige el imponente Palazzo Poli, un extraordinario ejemplo de arquitectura barroca que actúa como el telón de fondo escénico para la obra maestra hidráulica de Nicola Salvi. Este elegante edificio, que hoy alberga el Istituto Nazionale per la Grafica, fue rediseñado por el célebre arquitecto Luigi Vanvitelli alrededor de la mitad del siglo XVIII, simultáneamente a la realización de la fuente. La fachada del palacio, caracterizada por un diseño armonioso y solemne, se extiende por 20 metros de altura y 49 de ancho, ofreciendo el marco monumental perfecto para las esculturas y los juegos de agua subyacentes. Antes de la intervención vanvitelliana, aquí se encontraba una propiedad de la familia Poli, de la cual el palacio toma su nombre, adquirida en 1620 por el duque de Ceri, Orazio Ludovisi. La genialidad de Vanvitelli se expresó en su capacidad para concebir un edificio que no solo se integrara perfectamente con la fuente, sino que amplificara su teatralidad e impacto visual. El arquitecto, conocido también por el diseño del Palacio Real de Caserta, creó una arquitectura que parece casi nacer del agua misma, con un juego de proporciones que enfatiza la monumentalidad de toda la composición. Las amplias ventanas, los elegantes moldes y el rigor compositivo de la fachada revelan la mano de un maestro del tardo barroco italiano, capaz de equilibrar magnificencia y armonía. Por lo tanto, el Palazzo Poli no solo representa un telón de fondo escenográfico para la fuente, sino también una obra arquitectónica de gran valor que completa y realza uno de los lugares más icónicos de Roma.
La fachada de la fuente
Al observar de cerca la fachada de la Fontana de Trevi, se percibe plenamente la visión artística que une arquitectura y escultura. Todo el conjunto mide 26 metros de altura y 49 de ancho, y está íntegramente realizado en travertino, la piedra típica de las grandes arquitecturas romanas. El proyecto fue asignado en 1732 a Nicola Salvi, ganador del concurso convocado por el Papa Clemente XII. Tras la muerte de Salvi en 1751, los trabajos fueron completados en 1762 por Giuseppe Pannini, quien respetó fielmente el diseño original. La composición central se inspira en los arcos triunfales de la antigüedad romana: en el centro se alza la figura de Océano (obra de Pietro Bracci), que domina un vasto estanque de agua. A sus lados, las estatuas de la Abundancia y la Salud simbolizan los beneficios del agua. En la parte superior, el ático lleva una gran inscripción dedicada a Clemente XII y cuatro estatuas alegóricas que representan las virtudes relacionadas con el agua: Fertilidad, Abundancia de cosechas, Riqueza y Belleza. Las hornacinas laterales albergan relieves que ilustran dos episodios relacionados con el Aqua Virgo: el descubrimiento de la fuente por parte de una virgen (de ahí el nombre) y la construcción del acueducto por parte de los soldados romanos. Todo contribuye a una narración visual y simbólica que ensalza el agua como don divino, recurso vital y signo de civilización.
El dios Océano
Aquí se presenta ante ustedes la figura dominante de toda la Fontana de Trevi: el poderoso Océano, protagonista indiscutible de esta obra maestra barroca. Esculpida por Pietro Bracci en 1762, esta imponente estatua de casi 6 metros de altura representa a la divinidad marina en toda su majestuosidad. Océano avanza sobre un carruaje en forma de concha, tirado por dos caballos marinos - uno apacible y uno inquieto - guiados a su vez por tritones. Esta dicotomía simboliza la doble naturaleza del mar, a veces tranquilo, a veces tempestuoso. Observen atentamente la postura de Océano: el brazo derecho está extendido en un gesto imperioso, como para calmar las aguas, mientras que su mirada serena pero autoritaria se dirige hacia el horizonte. El paño que envuelve parcialmente su musculoso cuerpo se mueve como si fuera agitado por las corrientes marinas, creando un efecto de extraordinario dinamismo. La figura de Océano encarna perfectamente el ideal barroco del movimiento congelado en la piedra. Nicola Salvi, diseñador de la fuente, quiso representar aquí no al dios Neptuno, como a menudo se señala erróneamente, sino a Océano como personificación de todas las aguas del mundo. La estatua está estratégicamente posicionada en el centro del arco triunfal del Palazzo Poli, enfatizando su papel de conexión entre el mundo terrenal y el acuático. Este magnífico Océano es el punto culminante de la narrativa mitológica de la fuente, que celebra el agua como elemento vital y purificador, pero también como fuerza primordial de la que todo tiene origen.
El dinamismo de los Tritones y los Hipocampos
Desviando la mirada hacia la base de la fuente, se pueden observar dos escenas especulares pero dinámicas: representaciones de poderosas figuras mitológicas que emergen de las aguas tumultuosas de la pila. Los Tritones, criaturas mitad hombres y mitad peces, están aquí representados en el acto de domar a los caballos marinos, los Hipocampos, símbolos del poder indomable de las aguas. En la mitología clásica, los Tritones eran hijos de Poseidón y Anfitrite, divinidades marinas que acompañaban el cortejo del dios del mar soplando las conchas para anunciar su llegada. El escultor Pietro Bracci, bajo la dirección de Nicola Salvi, quiso representar aquí la doble naturaleza de las aguas: fuerza salvaje que necesita ser guiada y recurso vital para la ciudad. Los Tritones de la Fuente de Trevi encarnan perfectamente este dualismo, mostrando cómo el hombre puede convivir con la naturaleza indomable a través del respeto y la sabiduría. Noten la extraordinaria representación anatómica de estas figuras: los músculos tensos en el esfuerzo de controlar a los impetuosos corceles marinos, los rostros concentrados y determinados, las colas escamosas que se funden con las olas. Cada detalle contribuye a crear una sensación de movimiento perpetuo, como si estas criaturas estuvieran emergiendo justo ahora de las profundidades marinas para mostrarse ante nuestros ojos.
Los bajorrelieves: la leyenda del Aqua Virgo
Deténganse ahora en la parte superior de la fuente: aquí pueden admirar dos preciosos bajorrelieves que narran la leyenda en la base de toda la Fontana de Trevi. A la izquierda, la obra de Giovanni Battista Maini representa a una joven que muestra a un grupo de soldados romanos el lugar donde brota un manantial de agua. Según la tradición, este episodio ocurrió en el 19 a.C., durante una campaña militar conducida por Agripa: los soldados, agotados por la sed, fueron guiados hacia la fuente por esta misteriosa doncella, a quien se debe el nombre de “Acqua Vergine”. A la derecha, un segundo relieve, esculpido por Andrea Bergondi, nos muestra a Agripa en el acto de aprobar el proyecto del acueducto destinado a llevar esa misma agua hasta el corazón de la ciudad, al Campo de Marte. Estas escenas esculpidas en el mármol no son simples decoraciones: son auténticos relatos visuales, que celebran la grandeza de la ingeniería romana y su impacto en la vida urbana. Los bajorrelieves, completados en 1762, unen idealmente la Roma imperial y la Roma papal, narrando una continuidad histórica que pasa por el agua, elemento vital de la ciudad.
Abundancia y Saludabilidad
Al observar la monumental composición de la Fuente de Trevi, tu mirada quedará inevitablemente cautivada por las dos imponentes figuras femeninas que enmarcan la escena central dominada por Océano. Estas estatuas no son meros elementos decorativos, sino representaciones alegóricas de importancia fundamental: la Abundancia y la Salud de las aguas. A la izquierda, la Abundancia, esculpida por Filippo Della Valle en 1735, es reconocible por la cornucopia rebosante de frutos que sostiene en su mano, símbolo de prosperidad y riqueza que el agua trae a la ciudad. Su actitud relajada comunica bienestar y serenidad. A la derecha, la Salud, obra del mismo escultor, sostiene una copa de la que un serpiente está bebiendo, evocando el bastón de Esculapio, dios de la medicina, para simbolizar las propiedades benéficas y curativas del agua pura. Estas dos figuras femeninas, con sus formas sinuosas y los pliegues movidos típicos del barroco, crean un equilibrio visual perfecto alrededor de la escena central. Colocadas de tal manera que equilibran visualmente la escena dominada por Océano, estas figuras también funcionan como guardianas alegóricas del agua misma, recordándonos que este recurso no es solo un elemento natural, sino fuente de civilización, bienestar y salud. Al observarlas detenidamente, notarás la maestría con la que Della Valle ha sabido infundir expresividad en los rostros y movimiento en los cuerpos, creando figuras que, a pesar de su solemnidad alegórica, parecen vivas y comunicativas.
Antiguo Acueducto Acqua Vergine
El agua que fluye en la Fontana de Trevi no es solo un elemento escenográfico, sino el resultado de una obra de ingeniería extraordinaria: el Acqua Vergine, uno de los once acueductos de la antigua Roma, inaugurado en el 19 a.C. durante el reinado de Augusto. Fue impulsado por Marco Vipsanio Agrippa, yerno del emperador y responsable de la red hidráulica de la ciudad. ¿Su objetivo? Abastecer sus termas en el Campo de Marte con agua clara y constante. El nombre "Vergine" proviene, según la leyenda, de una joven que indicó la fuente a un grupo de soldados. La fuente se encuentra aún hoy cerca de Salone, al este de Roma. El acueducto se distingue por dos características excepcionales: el trazado casi completamente subterráneo y la inclinación mínima, muestra de una precisión técnica sorprendente para la época. A lo largo de los siglos, el Acqua Vergine ha sido restaurado en varias ocasiones, especialmente durante el Renacimiento, convirtiéndose en parte integral de los planes urbanísticos de embellecimiento de la ciudad. Hoy, mientras observan el agua brotar de la fuente, están admirando la conclusión de un recorrido iniciado hace más de dos mil años. El Acqua Vergine no es solo una maravilla hidráulica: es un hilo invisible que une la antigua Roma con la contemporánea, un símbolo vivo de la continuidad histórica de la ciudad.
La gran fuente y la tradicional lanzada de monedas
Ahora nos encontramos frente al corazón de la Fontana de Trevi: la gran cuenca central, un estanque imponente de unos 20 metros de ancho, símbolo del océano domado por el hombre. El agua que fluye en ella proviene directamente del Acueducto de la Virgen, confluyendo entre las rocas esculpidas y las figuras mitológicas en un continuo juego de luces y reflejos. Pero más allá de su función escénica, esta cuenca se ha hecho famosa en todo el mundo por una tradición que se ha vuelto ritual: el lanzamiento de la moneda. Según la costumbre, nacida con la película Tres monedas en la fuente de 1954, quien arroja una moneda en la cuenca —estrictamente con la mano derecha sobre el hombro izquierdo— está destinado a volver a Roma. Cada año se recogen más de un millón y medio de euros, destinados a Caritas para ayudar a los más necesitados: un gesto simbólico que se transforma en solidaridad concreta. En 2014, durante los trabajos de restauración, la cuenca fue vaciada temporalmente, revelando un lecho de monedas provenientes de todo el mundo. Esas aguas son testigos silenciosos de promesas, deseos y esperanzas confiados a la ciudad eterna. Observad cómo el sol o la iluminación nocturna crean reflejos cambiantes sobre el agua, animando las esculturas en un diálogo continuo entre arte y naturaleza. Una escena que, cada día, sigue fascinando a visitantes de todas las edades y procedencias.
Motivos florales y estudio de la botánica
La Fuente de Trevi no es solo una obra maestra escultórica, sino un refinado ejemplo de arquitectura clásica reinterpretada con el gusto teatral del barroco romano. Al observar su imponente estructura, la vista es inmediatamente capturada por las grandes figuras mitológicas y el dinamismo del agua. Pero hay mucho más. Nicola Salvi, el arquitecto que ideó la fuente, concibió toda la composición como la fachada de un palacio escenográfico: el llamado "Palacio del Océano". Columnas, nichos, ventanas y balcones se alternan como en una escenografía urbana, transformando el espacio ciudadano en un monumental escenario al aire libre. Las grandes columnas corintias que enmarcan la escena central no son simples elementos decorativos: son verdaderos bastidores teatrales, diseñados para amplificar el efecto visual y simbólico de la obra. El orden corintio, el más rico y ornamental entre los órdenes clásicos, se inspira en la leyenda del arquitecto griego Calímaco, quien habría ideado los célebres capiteles al observar un cesto rodeado de hojas de acanto. Y es precisamente el acanto uno de los elementos botánicos esculpidos que encontramos con mayor frecuencia a lo largo de la fuente. De hecho, además de la arquitectura y la escultura mitológica, la Fuente de Trevi alberga un auténtico "jardín de piedra". Entre las rocas artificiales que componen el fondo, emergen hojas de acanto, ramas de laurel, plantas acuáticas y guirnaldas de flores. Estos motivos vegetales no son solo decorativos, sino que están llenos de significado: el acanto simboliza el renacimiento, el laurel la victoria y la gloria, en homenaje a la tradición de la antigua Roma. En la parte baja de la fuente, cerca del estanque, se pueden incluso distinguir plantas pantanosas esculpidas con tal realismo que parecen verdaderas. Los escultores del siglo XVIII estudiaron con extrema atención estos elementos naturales, reproduciendo con increíble precisión las nervaduras de las hojas, la textura de los tallos y la fragilidad de los pétalos. Es en estos detalles minuciosos donde la piedra parece transformarse en vegetación, como movida por una brisa invisible. En este diálogo entre arquitectura, naturaleza y simbolismo, el agua se convierte no solo en un elemento escenográfico, sino en el verdadero corazón vital de la obra, en perfecta armonía con el alma barroca del monumento.
Fontana di Trevi
Historia y arquitectura de la Fontana de Trev
Idioma del itinerario:
Plaza de Trevi
Palacio Poli
La fachada de la fuente
El dios Océano
El dinamismo de los Tritones y los Hipocampos
Los bajorrelieves: la leyenda del Aqua Virgo
Abundancia y Saludabilidad
Antiguo Acueducto Acqua Vergine
La gran fuente y la tradicional lanzada de monedas
Motivos florales y estudio de la botánica